Cambiando un poco la tónica habitual de los artículos de este blog, comenzamos este mes de marzo con versos, versos de caracter cofrade, aunque no de la forma habitual, pero con mucho significado, versos que cuentan una historia muy actual, pero a la vez muy vieja, con una enseñanza esperanzadora: Cristo nos espera incluso en los lugares menos esperados.
DESDE EL MOVIL... TU MIRADA
Hace tiempo que no veo vídeos de procesiones en youtube
las viejas cintas de vídeo atesoran un manto de polvo olvidado
Esas cosas ya me cansan.
Hace tiempo que no escucho marchas en el movil
los CD's y los cassettes ya no giran con su sonido
Esas cosas ya me cansan.
Hace tiempo también que la túnica perdió su sentido
y el incienso su aroma de Pasión,
mi corazón ya no late con los tambores,
ni se eriza mi piel con las campanas de los pasos
ni siquiera lloro ya con los violines un Jueves Santo
Todo hace tiempo dejó de importar...
Hace tiempo ya que olvidé
lo que era en verdad la oración.
Muy atareado estaba, ocupado en mis menesteres,
en engrandecerme a mi msmo, en darme placeres.
En lugar del Padre Nuestro,
primaba el vídeo de Facebook.
Cuando rezaba el Ave María,
solo pensaba en instagram
y en esa publicación
¿Cuántos me gusta tenía?
Incluso me enfado si la foto
de un Paso que subí
nadie le hace caso.
Pues ya no importa la Semana Santa,
ya no importa nada,
solo los golpes en el pecho,
el yo y la fama...
Todo ha cambiado en estos tiempos,
todo ha cambiado.
Ya no soy el que era,
yo mismo me he hundido
yo mismo a mi mismo.
Mas
en ese hondo abismo
una luz en mi sufrimiento.
El movil, que fue ancla de mi cadena,
me salvó de mi propia condena.
Desde el fondo de la pantalla
me miraba
me miraba diciendo "calla".
Calla
calla...
Desde un rostro de madera,
un leño hecho bendición,
el Padre encarnado en pino,
el Padre de mi alma y adopción
me miraba.
Y, en esos dos espejos, profundos como el tiempo,
renació mi ansia de poemas.
Avivó mi mente el seso,
Despertó el alma dormida,
y el incienso
volvió a ser la oración
y la túnica, penitencia
y pasión.
Todo por esos ojos que yo puse allí
esos ojos que me miraban,
sin juzgar, juzgando,
sin ser ley, condenando,
sin golpes de pecho, levantando.
¿Los puse yo allí, y fueron ellos los que me guiaron?
No lo sé
Sólo sé que esos ojos serenos
siempre estuvieron allí para recordarme
que siempre fuí
Hijo del Nazareno.
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